jueves, marzo 27, 2008

La Secta

Nuestro líder nos dijo muchas cosas.
Nos dijo que lo siguiéramos.
Nos dijo que nos podría llevar a Dios, a un lugar mejor.
Nos dijo que estaba bien tener más de una pareja.
Nos dijo que estaba bien usar ciertas drogas alucinógenas.
Nos dijo que la riqueza material era innecesaria.
Nos dijo que podíamos trascender nuestro cuerpo físico.
Nos dijo que él podía ver nuestras auras.
Nos dijo que ya estábamos listos para la transición.
Nos dijo que escribiéramos cartas de despedida.
Nos dijo que tomáramos unas pastillas.
Todos los demás han muerto y yo no quiero tomar la pastilla.

jueves, marzo 20, 2008

Verano

El niño despierta. Se pone de pie y se despereza. Se limpia el sudor de la frente con el brazo y empieza a correr rumbo al lago.
Cuando aún le falta un metro para llegar al agua, salta y se zambulle. Una vez que reaparece no puede evitar un grito.
Da unas cuantas brazadas y se sale del agua. Se sacude como un perro y se va caminando lentamente de vuelta al árbol.
Se sube al árbol y coge un durazno maduro. Mientras lo come el jugo corre por sus brazos.
Se tiende en el pasto y vuelve a dormir.

jueves, marzo 13, 2008

Ausencia

Hoy no lo he sentido levantarse.
No sentí hervir el agua en la tetera.
No sentí el olor a tostadas.
No sentí esos pequeños pasos que van y vienen.
No sentí el murmullo casi ininteligible que emite cuando está contento.
No escuché los alaridos que profiere cuando está furioso.
No escuché las curiosas sugerencias que hace cuando me junto con mis amigos.
No escuché su agudo llanto durante las tardes melancólicas.
No escuché sus martilleos incesantes que me producían jaquecas.
Revisé con detención y lo que hallé me dejó pasmado. El hombrecito que vivía en mi cabeza se había ido.

jueves, marzo 06, 2008

El Lugar Siniestro

Iba caminando con mi abuelo cuando me señaló una casa al otro lado de la calle y me dijo: "en esa casa matan gente".
Yo tenía ocho años y su comentario me impactó mucho. En otras oportunidades volvió a referirse a ese lugar, contándome que ahí habían mujeres que lloraban, niños perdidos e incluso almas en pena.
Cada vez que tenía que pasar frente a ese lugar, trataba de pasar acompañado. Trataba de evitarlo, pero no podía negar que ejercía cierta morbosa atracción en mí.

Muchos años más tarde le agradecí a mi abuelo por haberme presentado el teatro.