jueves, marzo 16, 2006

Re

Ah… como recuerdo a Renata. Sus ojos resplandecientes, sus rezongos, sus reparos.
Recurro a los restos de la relación que remueven mi conciencia y reparo su retrato, pero reniego su ausencia. Revivo esos días, en que recitábamos poesía, y resiento tu ausencia, y tú resientes la mía.
La realidad se desdibuja mientras retomo mis viejas redomas. De reojo, todo luce renovado, pero al menor respiro, todo se revuelve, y vuelve al mismo estado.
Regreso nuevamente al refugio. Rezo y reflexiono, más no hay redención, ni tampoco resurrección.
Reúno el orgullo remanente y algún cariño rezagado, y vuelvo a tu regazo.

1 comentario:

Carolina Z. dijo...

me recuerda los sufrimientos amorosos de una compañera de universidad, alguna vez fuimos amigas, asi que hablo con conocimiento de causa. su vida era una tragedia absolutamente voluntaria, de alguna manera era feliz asi.