El bisturí no tembló en su mano. Se deslizó suavemente dibujando una estela roja. En cinco minutos tenía preparado el escenario para su obra maestra.
Mientras transcurría el tiempo, pensaba en los duros años en que había comenzado a trabajar. Sin clientela y sin dinero. Recordó que tuvo que tomar un trabajo de noche como estibador. Recordó el cansancio con que caminaba de vuelta a la pensión, más dormido que despierto. Recordó el camión que apareció de improviso y sin luces...
Finalizó la operación. Se le acercan sus colegas a felicitarlo, y una voz a sus espaldas le dice PERFECTO.
jueves, julio 20, 2006
PERFECTO
Publicadas por Juanjo a las 6:17 p.m.
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