Era de noche y yo estaba rezándole a mi marido en el cementerio. Era tarde, por eso encontré extraño ver a alguien más ahí. Eran tres, dos ayudantes y el bokor. Los ayudantes fumaban y repetían un canturreo mientras el otro rezaba. Media hora después, pude ver con mis propios ojos como se movía la tierra y aparecía una mano flaca y huesuda. El bokor se agachó para soplarle o decirle algo, y la mano lo agarró de la solapa y lo empezó a tirar con tanta fuerza que ni los ayudantes pudieron sujetarlo. Yo vi como se lo llevaron.
jueves, agosto 03, 2006
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
Es un relato muy tetricro... cuando lo lei fue en la madrugada.. y me dejo una sensacion extraña...
como una bruma de medianoche
esas mismas brumas que me dejan los relatos de las pesadillas de esmeralda...
brrr... que frio
Publicar un comentario