jueves, diciembre 14, 2006

Partida

El muchacho llora desconsoladamente mientras se aferra al ataúd. La familia ya se ha retirado, y pese a sus ruegos, el pidió quedarse un momento más.
Todavía no acepta que ella se ha marchado. Que solo queda su caparazón vacía, su coraza.
Trata de entender lo ocurrido, pero no le encuentra justificación. No es justo que corten una flor cuando aún es un botón que está a punto de florecer.

Detrás del joven está ella. Que lo mira con amor y pena infinitos. Quiere extender sus brazos para abrazarlo, pero no puede. De sus ojos cae una lágrima de verdad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Chop chop chop chop.... brruuu...

what the hell!

La simpleza de este relato me encantó. Fue como de pronto tener hambre y comerse un prestigio.