Se mira en el espejo, como si la imagen reflejada le fuese ajena y sin dudarlo toma las tijeras y empieza a cortar. Sin vacilar, sin que le tiemblen las manos.
Cuando termina siente un enorme cansancio. Se aleja un poco del espejo, para poder tener una visión completa de su nuevo aspecto. "No está mal" piensa.
Se sienta y se toma el café, que ya está frío. Mira hacia la ventana, y se da cuenta que falta poco para que amanezca.
Apresuradamente pone sus cosas en orden. Mira su cuarto por última vez, como si se despidiera, y parte.
jueves, junio 14, 2007
El Llamado
Publicadas por Juanjo a las 1:37 p.m.
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1 comentario:
si vas a partir cuando aún no es tu turno, es mejor no despedirse
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