jueves, mayo 04, 2006

Crecer

La nariz pegada al cristal de la vitrina mientras la respiración ansiosa lo empaña.
Miro esa combinación de cromo y rojo, y suspiro. Este ha sido un año seco, por lo que Navidad será solo calcetines.
Un último suspiro, una maldición contra la lluvia escasa y de vuelta a casa.

Veinte años después, nuevamente frente a una vitrina, pero ahora no es una bicicleta sino que un lujoso auto deportivo. Casualmente rojo. Esta vez no me preocupa el clima. Esta vez entro y le digo al vendedor “lo llevo”. Lo que no puedo evitar es el suspiro y el recuerdo.

1 comentario:

Camila González dijo...

[Habla la camila ^_-]

Mmh. Creo que una de las cosas que más cambian al crecer [entre otras, también] es el sentido de la materialidad, recuerdo cuanta ilusión me hacía cuando pequeña valerme de la generosidad de mis padres para obtener algo... Y en cambio ahora lo más claro que tengo es que puedo obtenerlo por mí misma. Buenos textos, me agradaron ^^.