Cien

Los morteros no los dejaron dormir en toda la noche. Los hombres están cansados y hambrientos.

El sargento los obliga a revisar sus armas una y otra vez, no pueden bajar la guardia. Se muestra un hombre duro, que no le teme a la muerte. Lo hace para subir la moral de la tropa, internamente tiene miedo.
Se acerca a su capitán y le pide hablar en confianza.

"Nos están haciendo flaquear mi capitán".
"Tranquilo hombre, hoy al atardecer atacaremos".
"Pero ellos son miles, y nosotros somos solo cien".
"No te preocupes, con cien será suficiente".

El Gringo

Cuando recién llegó era muy serio y apenas hablaba español, tomaba solo agua embotellada y comía solo hamburguesas.
A los tres meses ya se reía, pasaba comiendo mariscos y humitas y se hacía entender en una mezcla de idiomas.
A los seis meses ya se le entendía bien y hasta jugaba pichangas.
Un día se nos perdió y no lo vimos más.
Ese mismo día en la noche vimos su foto en el noticiero. Sospechaban de él como autor de un atentado explosivo. Nos miramos y recién nos dimos cuenta que ni siquiera sabíamos de dónde venía ni su nombre.

Lado C

Hago una ronda más por el vecindario de los jubilados y ahí lo vemos, tratando de abrir un auto.

Un par de gritos, el disparo de advertencia y de inmediato al cuerpo.

Creo que le dí. Corro tras él. Al lado del auto veo unas gotas de sangre.

Golpeo un par de puertas y una anciana me abre. Le pregunto si ha visto algo. Me dice que no. Me invita a pasar y le explico que no puedo, que estoy en persecución. Me dice que pase más tarde, que me va a hornear un pastel de carne especialmente para mi.