Cuando recién llegó era muy serio y apenas hablaba español, tomaba solo agua embotellada y comía solo hamburguesas.
A los tres meses ya se reía, pasaba comiendo mariscos y humitas y se hacía entender en una mezcla de idiomas.
A los seis meses ya se le entendía bien y hasta jugaba pichangas.
Un día se nos perdió y no lo vimos más.
Ese mismo día en la noche vimos su foto en el noticiero. Sospechaban de él como autor de un atentado explosivo. Nos miramos y recién nos dimos cuenta que ni siquiera sabíamos de dónde venía ni su nombre.
jueves, enero 10, 2008
El Gringo
Publicadas por Juanjo a las 11:06 a.m.
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