El niño despierta. Se pone de pie y se despereza. Se limpia el sudor de la frente con el brazo y empieza a correr rumbo al lago.
Cuando aún le falta un metro para llegar al agua, salta y se zambulle. Una vez que reaparece no puede evitar un grito.
Da unas cuantas brazadas y se sale del agua. Se sacude como un perro y se va caminando lentamente de vuelta al árbol.
Se sube al árbol y coge un durazno maduro. Mientras lo come el jugo corre por sus brazos.
Se tiende en el pasto y vuelve a dormir.
jueves, marzo 20, 2008
Verano
Publicadas por Juanjo a las 4:25 p.m.
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1 comentario:
me hizo evocar mis propios veranos de la infancia.
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