Ese mínimo brillo en los ojos del niño fue suficiente para entender lo que pasaba. Tenía todo en contra, se habían probado todas las alternativas, el cansancio ya había hecho presa de él, pero no había perdido la esperanza. Dejó de luchar y de resistirse, pero no había perdido la esperanza.
Miré a la madre, que tenía una expresión de cansancio en el rostro, pero de rabia en el cuerpo. Lo miró, quizás tratando de entender lo que pasaba por su mente. Finalmente lo tomó de una mano, y pese a las protestas, lo sacó de la tienda de videojuegos.
jueves, abril 20, 2006
Esperanza
Publicadas por Juanjo a las 10:42 a.m.
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