Amanece en las llanuras de África, y así nos encontramos con dos pequeñas zuricatas que han perdido a su madre. Están hambrientas, deshidratadas y una de ellas está quedando ciega. Se acercan a una poza a tratar de beber un poco de agua antes que se evapore, siempre bajo la atenta mirada de los buitres que sobrevuelan a la espera. Parece que será un día caluroso, y las zuricatas aún no encuentran alimento. A lo lejos se divisa una manada de hienas que se acerca hacia las zuricatas.
El camarógrafo guarda la cámara, se sube al jeep y se va.
jueves, junio 29, 2006
África Salvaje
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jueves, junio 22, 2006
Invisible
Camino por las calles de la ciudad. Están llenas de gente ocupada, que camina con un propósito hacia alguna parte. Pero no me ven. Paso por el lado de ellos, en silencio, y no me ven. Me siento en una banca de la plaza, y algunos se sientan también, pero nadie me dirige la mirada. Al cruzar la calle lo hago de prisa, pues los conductores no frenan cuando yo paso. Entro a una fuente de soda y me siento, espero que me atiendan, pero nadie viene. Es natural, porque nadie me ve.
Pero los otros vagabundos sí me ven.
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jueves, junio 15, 2006
Ella
Avanza la fila. Quedo frente a la cajera. Le pido un café negro. Le pago. Recibo la taza y me voy a sentar. Revuelvo el café casi por costumbre, dos golpecitos de la cuchara en el borde de la taza. Lo pruebo, y siento como el amargo invade mi boca. Siento que la vida vuelve a mí, aunque sea por unos minutos. Se me desentumecen las manos y todos los recuerdos, y nuevamente deseo olvidarlos. Saco la cajetilla del bolsillo, tomo el último cigarrillo que queda y me lo pongo en la boca. Lo voy a encender, y la veo.
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jueves, junio 08, 2006
Se Arrienda
Miro el letrero y nervioso llamo al teléfono indicado. Me pongo de acuerdo con el dueño para juntarnos el fin de semana.
Nos juntamos, y de inmediato nos dirigimos a una dirección por mí desconocida. La monótona voz de mi interlocutor pasa a segundo plano en cuanto llegamos. Quedo fascinado, casi atónito. La fachada es hermosa, la distribución inmejorable. Proyecta clase y estilo. Se produce un incómodo silencio del que me doy cuenta demasiado tarde. Torpemente me disculpo. Negociamos un precio razonable y firmamos un par de papeles. Por los siguientes tres meses seré el feliz arrendatario de una esposa.
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jueves, junio 01, 2006
Pienso
El bamboleo del carro me mece incesante y me cuesta mantener los ojos abiertos. Pienso en lo que este viaje significa, en ser el primer hijo que terminó los estudios y va a trabajar a la capital. Pienso en lo importante que es trabajar en un estudio de abogados. Pienso en la novia que dejo, a la espera de poder juntar dinero para casarnos y formar un hogar. Pienso en mis padres, cada vez más encorvados por los años y el duro trabajo de campo. Despierto cuando estamos saliendo del túnel y ya se divisa, a lo lejos, la ciudad.
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