jueves, febrero 08, 2007

El Viejo

La escueta nota decía “en el café a las nueve”, y ahí estaba esperándolo desde hacía media hora. Lo ví entrar y acercarse a la mesa. Miró a todos lados y se sentó. Me entregó un sobre cochino, cerrado con cinta adhesiva, y me encargó que no lo viera hasta llegar a mi casa. Intenté que comiera algo, pero se opuso diciendo algo acerca de venenos.

Sentado en el comedor de mi casa, abro el sobre solo para encontrar palabras sin sentido, garabateadas con mano temblorosa. En silencio, lo voy a ver mientras duerme y se me parte el corazón.

2 comentarios:

A_ROJO dijo...

:_ (

Soledad Castro dijo...

Snif!
me acuerdo de todos esos ancianos que veo solos y taciturnos, como si SU vida ya no transcurre por su cuerpo y mente, solo son el hardware, y son poseídos por seres antiguos o inexistentes los que ahora habitan en ellos.

snif....