Con su uniforme de gala, y muy serio, pasa revista a las tropas. Revisa una formación tras otra, buscando algo fuera de lugar. Algún botón o alguna hebilla que no estén relucientes, algún detalle que opaque este momento. Después de media hora se da por vencido y se siente satisfecho, perfección es lo que buscaba y eso es lo que ha encontrado. Saluda a las tropas con una leve inclinación de cabeza. Se sienta en una silla, junto a la mesa donde descansan sus ejércitos y sintoniza nuevamente la radio, esperando con ansias la orden de avanzar sobre el enemigo.
jueves, mayo 24, 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
Puedo entender la necesidad de diciplina en estas organizaciones, pero nunca he entendido la necesidad de estar impecables a la hora de ir sobre el enemigo.
Publicar un comentario