jueves, mayo 17, 2007

El taxista

El taxi se detuvo frente a un lujoso edificio.
El conductor le preguntó si debía esperarla.
Ella le contestó que no, le pagó y se bajó.
El taxista siguió manejando, ya era tarde y había sido un día flojo.
Podía seguir tentanto a la suerte o irse a tomar unas cervezas con lo poco que había ganado.
Cuando estacionó cerca del bar de siempre, revisó el asiento de atrás. No podía creerlo. Un teléfono celular tan costoso y un rollo de billetes. Pensó en ir a devolvérselo a su última pasajera.

Ese día, no llegó a dormir a su casa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola

Leía tus historias, las encuentro buenas jeje.
Entretenido leerlas.

Saludos!

mesentux dijo...

¿Como el taxista de Arjona? ;-)
Buena. Entretenida como siempre.