jueves, mayo 10, 2007

Mala Suerte

La divisa a lo lejos, y eso basta para que se ponga nervioso. Revisa sus zapatos y polainas, la cadena del reloj y la empuñadura del bastón, todo impecable. Pero su mayor temor era el mismo de siempre, él mismo. Sus nervios, su tartamudez, su torpeza, que solo aparecían en presencia de aquella dama, la que le quitaba el sueño. Ensaya un par de frases en su mente, y luego las repite en voz baja. Cuando ya se encuentra a una distancia prudente, levanta su sombrero de copa en un cortés saludo, e inesperadamente, cae un conejo. Pura mala suerte.

2 comentarios:

ojo humano dijo...

¡Estupendo!

Soledad Castro dijo...

me gustó