El hombre de negocios llega con su maletín en la mano. Saluda a la secretaria y entra a su oficina.
Envía memorándums, correos, cita a reuniones, asiste a reuniones, despide a una persona, entrevista dos más. Una mañana ocupada.
Llega la hora de almuerzo y como siempre cierra con llave la puerta de su oficina. Sus colegas solo pueden especular respecto a lo que hace ahí dentro. Algunos piensan que trabaja para la competencia. Otros piensan que duerme una siesta reparadora o que se encuentra en secreto con una amante. Pero lo que realmente hace es escribir novelas de amor.
jueves, julio 19, 2007
Secretos Inconfesables
Publicadas por Juanjo a las 2:08 p.m.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
2 comentarios:
Me encantó.
A veces yo he hecho eso, aunque no tengo secretaria ni negocio.
Muy dulce, me encantó.
Publicar un comentario