La rubia espera impaciente. Ya lleva cinco cigarrillos, y no deja de mirar su teléfono celular. Debieron haber pasado a recogerla hacía treinta minutos, y ya estaba oscuro y hacía frío.
Un automóvil se detuvo y ofreció llevarla. Ella ni siquiera le prestó atención, mientras sus dedos apretaban con fuerza el teléfono. “Llama, maldito” pensó. “Si no te apareces, al menos llama”.
Cuarenta y cinco minutos cumplidos, y se pone a caminar. No puede esperarlo más. Contra toda posibilidad pasa un taxi, y lo hace parar. Pide aire acondicionado. Y mientras se desentumece, el taxista le comenta de un accidente.
3 comentarios:
????
juguera mix y haga su historia?
=O
siempre he pensado que eres un genio con los finales ^^. Buena historia!
salutes!
Dos enfoques distintos, una misma historia.
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