jueves, febrero 23, 2006

Nieve

Tendido de espaldas, veo como los primeros copos de nieve empiezan a caer. La mayoría ni siquiera llega al suelo, quedan casi todos en los árboles. Pero al cabo de un rato, inevitablemente, se empieza a dibujar una blanca alfombra por el suelo del bosque.

Con dificultad recuerdo un confuso incidente que involucra un rifle de caza y mucha mala suerte.

La nieve cae con más intensidad, y el manto blanco se vuelve cada vez más pesado.

Logro recordar lo suficiente para entender porque no me puedo mover.

Ojalá la nieve me cubra y no me puedan encontrar los lobos.

jueves, febrero 16, 2006

Sueños

Abro la caja y saco el contenido.
Lo reviso, busco trizaduras, descoloramiento o imperfecciones.
Lo vuelvo a embalar cuidadosamente y aparto la caja en el montón de las revisadas.
Otras quinientas cajas y tendré mi primera comida en el día.
Suspiro.
Mientras tomo la siguiente caja, miro hacia arriba, hacia la ventana por donde entra la luz y por donde salen mis sueños.
Creo que esta semana seré capaz de superar la cuota y podré ahorrar algo.
Al cabo de dos meses podré ir a la ciudad, a aquel elegante local y pagar por escucharla cantar.
Canta como un ruiseñor.

jueves, febrero 09, 2006

Sigue Cavando

Sigue cavando. Ese es el lema que me enseñaron desde que tengo conciencia.
Ese es el lema de los que vivimos en el túnel. Desde que naces hasta que mueres, sigue cavando.
Llevamos tres generaciones cavando. Hemos pasado hambre y frío, pero seguimos cavando. Hemos tenido que usar huesos para apuntalar el túnel, hemos tenido que dejar enfermos en el camino, hemos dado hasta la última gota de vida al túnel.
Hoy sucedió algo extraordinario. Los cavadores dieron con lo que pensaron era una bolsa de aire, pero era otro túnel.
Estuvimos perplejos por un momento, pero luego, seguimos cavando.

jueves, febrero 02, 2006

El Sol

Hoy no ha salido el sol.

Todos los animales están confundidos. La vaca no ha dado leche, el gallo no ha cantado y el perro sigue durmiendo.

Confundido, camino por el maizal. No se que irá a pasar con la cosecha, pues contaba con ella para poder cambiar el tractor.

Al llegar a la acequia que separa las plantaciones noto de inmediato que algo anda mal. No queda ningún girasol, solo los tallos cortados al ras justo bajo la flor.

Con rabia compruebo que hasta donde puedo ver, el potrero completo está igual.

Cien metros más allá, veo la nave.