jueves, julio 27, 2006

Todo un caballero

Dejar atrás a su hijo que tiene bronquitis, a su esposa que tiene baja autoestima y podría estar buscando una aventura. Olvidar ese dolor en la rodilla derecha, aunque sea por un par de horas. Ni siquiera pensar en cuanto va a ser el descuento en la paga de este mes.
Amarrar bien los cordones de las botas, ajustar las correas de las rodilleras. Poder distinguir hacia adonde se dirige la turba enfurecida. Medir la fuerza con que golpea a los manifestantes. Esas cosas le deben preocupar.

Ahí va el caballero de verde armadura, sin saber si volverá a casa.

jueves, julio 20, 2006

PERFECTO

El bisturí no tembló en su mano. Se deslizó suavemente dibujando una estela roja. En cinco minutos tenía preparado el escenario para su obra maestra.
Mientras transcurría el tiempo, pensaba en los duros años en que había comenzado a trabajar. Sin clientela y sin dinero. Recordó que tuvo que tomar un trabajo de noche como estibador. Recordó el cansancio con que caminaba de vuelta a la pensión, más dormido que despierto. Recordó el camión que apareció de improviso y sin luces...

Finalizó la operación. Se le acercan sus colegas a felicitarlo, y una voz a sus espaldas le dice PERFECTO.

jueves, julio 13, 2006

Danza Macabra

Marcó el compás como un virtuoso. Con cada campanada del viejo reloj, le encajaba un certero golpe a su indefensa víctima. Una vez que hubo terminado, repasó en su mente la escena, revivió los pasos de la danza macabra una y otra vez hasta que estuvo satisfecho. Sabía como tendría que hacerlo. Se apresuró a ordenar todo, se cambió de ropa, salió de la pieza y bajó las escaleras. Se encontró con más gente de la que esperaba. Lo miraron sin saber lo que él había estado haciendo. Se hizo un silencio y llegó el esperado momento de la piñata.

jueves, julio 06, 2006

Milagros Inesperados

El bibliotecario llegó muy temprano a trabajar. Cerró la puerta con llave, se hizo un café y comenzó a ordenar un montón de libros que había encontrado en una sala. En uno de ellos encontró una antigua foto de una muchacha. Se puso a llorar. Quince minutos antes de la hora de abrir cogió un bidón con bencina y roció las estanterías. Reservó una pequeña parte del contenido para él. Cuando ya se habían juntado unas diez personas en la puerta, soltó el fósforo y se desató el infierno...

...y por eso no pude entregarle el trabajo hoy señor profesor.