jueves, julio 06, 2006

Milagros Inesperados

El bibliotecario llegó muy temprano a trabajar. Cerró la puerta con llave, se hizo un café y comenzó a ordenar un montón de libros que había encontrado en una sala. En uno de ellos encontró una antigua foto de una muchacha. Se puso a llorar. Quince minutos antes de la hora de abrir cogió un bidón con bencina y roció las estanterías. Reservó una pequeña parte del contenido para él. Cuando ya se habían juntado unas diez personas en la puerta, soltó el fósforo y se desató el infierno...

...y por eso no pude entregarle el trabajo hoy señor profesor.

4 comentarios:

Juanjo dijo...

Casi no llegué, pero llegué.

Carolina Castro Varela dijo...

ojalá pasaran esos milagros... yo el lunes entrego mi última prueba, de ahí puros exámenes.
ahora tengo un blog (de nuevo), con el que espero ser un poco más responsable. Creo que ya le he empezado a agarrar cariño.
me ha gustado, desde cómo empezó a quemar la biblioteca hasta el final.
Saludos!
Caco.

Juanjo dijo...

Muchas gracias.

Ojalá que los bibliotecarios no se lo tomen a mal. Es solo ficción.

Anónimo dijo...

Jajajaja!!! Buenisimo el cuento!!
"el perro me comio la tarea!" acaba de pasar a la historia ;)